Por: Andy Duardo Martin
Tuve la oportunidad de entrevistarlo
en varias ocasiones. Su modestia siempre fue superior a los resultados que lo
ubican como un grande del béisbol cubano. Antonio “Nico”
Jiménez Casadevalle nos dijo adiós y pero deja la enseñanza y experiencia como
Gloria del deporte Cubano.
Me parece verlo corriendo como felino
para llegar quieto a primera o sencillamente robarse una base, aspecto en el
que sobresalió en varias Series Nacionales. Fue dueño del record nacional
cubano en ese indicador.
Como jugador
se distinguió por su excelente
defensa en el jardín central y su disciplina dentro y fuera del terreno.
Ñico se ha ido, pero lo recuerda la
ciudad de Chicago, sede de los Juegos Panamericanos de mil 959, lo hizo suyo el
viejo San Juan de Puerto Rico en mil 966, sede de los Juegos Centroamericanos
Lo abrazó Brasil como
colaborador del deporte y los güineros amantes del béisbol lo convertimos en
estrella que seguirá iluminando con luz propia, para siempre.
Ya no lo veré más sentado en el
parque con amigos de antes y de ahora, presto a dialogar del pasado, presente y
futuro de béisbol cubano. “Sin la pelota no puedo respirar, ella es vida”, me
dijiste un día cuando ya eras un consagrado. ¿Quién lo pone en duda?, nadie,
absolutamente nadie.
Por eso
seguirás entre nosotros. Desde el silencio perpetuo te mantendrás entregando tu
sabia beisbolera y tu sonrisa humilde.
No hay comentarios:
Publicar un comentario