viernes, 27 de marzo de 2015

Por: Andy Duardo Martin
Tuve la oportunidad de entrevistarlo en varias ocasiones. Su modestia siempre fue superior a los resultados que lo ubican como un grande del béisbol cubano. Antonio “Nico” Jiménez Casadevalle nos dijo adiós y pero deja la enseñanza y experiencia como Gloria del deporte Cubano.
Me parece verlo corriendo como felino para llegar quieto a primera o sencillamente robarse una base, aspecto en el que sobresalió en varias Series Nacionales. Fue dueño del record nacional cubano en ese indicador.
Como jugador se distinguió por su excelente defensa en el jardín central y su disciplina dentro y fuera del terreno.
Ñico se ha ido, pero lo recuerda la ciudad de Chicago, sede de los Juegos Panamericanos de mil 959, lo hizo suyo el viejo San Juan de Puerto Rico en mil 966, sede de los Juegos Centroamericanos
Lo abrazó Brasil como colaborador del deporte y los güineros amantes del béisbol lo convertimos en estrella que seguirá iluminando con luz propia, para siempre.
Ya no lo veré más sentado en el parque con amigos de antes y de ahora, presto a dialogar del pasado, presente y futuro de béisbol cubano. “Sin la pelota no puedo respirar, ella es vida”, me dijiste un día cuando ya eras un consagrado. ¿Quién lo pone en duda?, nadie, absolutamente nadie.

                                 Por eso seguirás entre nosotros. Desde el silencio perpetuo te mantendrás entregando tu sabia beisbolera y tu sonrisa humilde.

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