En Cuba el arte de tejer comenzó a
desarrollarse a inicios de las dos últimas décadas del siglo 19, cuando
emigrantes de las Islas Canarias se asentaron en Matanzas y buscaron sustento
económico en la confección de cestas, canastas y otros objetos necesarios, una
práctica que se convirtió en herencia familiar. El siguiente material aborda
los detalles sobre una artesana que hace maravillas de los tejidos.
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